Los precios del ternero han logrado cierta independencia coyuntural de los del gordo en los últimos meses, sosteniendo e incluso elevando sus cotizaciones en dólares. Esto, junto con la aceleración de la devaluación de la moneda estadounidense, bien por encima del ritmo de la inflación, ha permitido una recuperación en el poder de compra real de los terneros de más de 20% en enero, comparado con el mismo mes del año anterior.
No pasa lo mismo con el poder de compra del novillo gordo, aunque también mejoró de forma interesante. En enero el valor medio de esta categoría fue, de acuerdo a las referencias que maneja la Asociación de Consignatarios de Ganado, de US$ 1,65 el kilo carcasa, una caída de 4,5% respecto al primer mes de 2015. Pero con una devaluación de 25,9% en el período (el dólar pasó de promediar $ 24,5 en enero de 2015 a $ 30,8 el mes pasado) y una inflación de 9,7%, el poder de compra real de un kilo de novillo aumentó 10,3%. Claro que muchos de los costos de una empresa que comercializa novillos gordos cotizan en dólares, por lo que esta mejora debe ser relativizada.
En el caso de los criadores, que tienden a ser predios más chicos y con una mayor proporción de trabajo familiar, el costo de vida es uno de los importantes dentro de la canasta de gastos, por lo que seguramente la mejora de la cotización del dólar tiene un impacto mayor. Además, lejos de bajar, el precio medio de los terneros en enero aumentó 5,3% en dólares, a US$ 2,12 el kilo en promedio (ACG); un año atrás promediaba US$ 2,02. A ello hay que sumarle el mayor poder de compra de esos dólares, lo cual determina un aumento real del kilo de ternero de 20,9% respecto al que tenía un año atrás.
Lógicamente, estos predios también deben pagar muchos insumos en dólares, pero la incidencia del costo de vida tiende a ser mayor que en el caso de las empresas invernadoras.
El precio del ternero podrá corregir a la baja en las próximas semanas, arrastrado finalmente por la tendencia del gordo, que es una de las principales variables determinantes de su valor. Otra es el clima, y si sigue sin llover, será un argumento bajista adicional. Pero hay otras —algunas de las cuales fueron manejadas en este mismo espacio en agosto del año pasado— que le dieron sostén a esta categoría, caso de la firme demanda de la exportación de ganado en pie y el espacio dejado por la agricultura.
Que los criadores logren un buen resultado económico es clave para el futuro del sector, ya que es una condición indispensable para el impulso de la producción y para la futura oferta de animales de esta categoría y también de gordo para los frigoríficos. Aunque también es importante que haya un equilibrio lógico entre los distintos eslabones de la cadena.
Hoy en día el kilo de ternero tiene un precio 34% superior al del gordo, un indicador que insinúa transitar por una fase intensa de retención dentro del ciclo ganadero, cosa que no es tal (la faena de vacas supera con holgura a la de novillos y es mayor a la del año pasado). Desde este punto de vista, parece probable una disminución del índice flaco/gordo, la cual factiblemente se dé por una baja del ternero y no por una suba del gordo. Igualmente, el negocio del ternero parece en estos momentos a salvo de barquinazos demasiado fuertes que tiren su poder de compra a niveles más bajos que los del año pasado.
Buenas nuevas para la zafra de terneros que está a la vuelta de la esquina.
Fonte: Tardaguila Agromercados