El objetivo de los tres millones de terneros está ahí. Serán algo menos los nacidos en la primavera, pero constituyen un punto de inflexión para el ciclo ganadero. Quebrar una barrera que se consiguió gracias a las buenas señales del mercado que apostó a la cría y a la retención de vientres.
En los últimos meses, sin embargo, el mercado mostró un fuerte descenso en los precios de la hacienda gorda que se trasladó a la reposición. Un ajuste que mejora los números ahora para la invernada y que exige que se destrabe la exportación de ganado en pie. Una corrección de precios que permitiría una salida de terneros hacia más mercados.
Desde la primera semana de agosto pasado se dio un permanente ajuste en el precio del novillo gordo, que a la última semana de diciembre acumuló 40 centavos de dólar y lo llevó de US$?3,60 a US$?3,20 por kilo. Es la menor referencia con la que cierra un año desde diciembre de 2010. Esta corrección en los precios del gordo se trasladó a la reposición y la referencia del ternero termina este año testeando el piso de US$?2.
La industria se fijó el objetivo de empezar 2014 con un precio de compra más bajo que en años anteriores y con una oferta importante que sigue en los campos debido a la retracción en la faena.
Los frigoríficos tenían intenciones de que el precio del kilo de novillo cerrara el año lo más cerca posible de los US$?3, pero el clima jugó del lado del productor en la primavera y los US$?3,20 fueron el piso. Según los industriales, en 2014 el precio del novillo debería oscilar entre los US$?3 y US$?3,60.
Este nuevo escenario de precios genera un cambio en la tendencia que se observó durante la mayor parte de 2012 y hasta mediados de 2013, período en el cual el novillo tuvo una media de US$?3,60 y el ternero de US$?2,60. Hace un año un invernador compraba un ternero de 200 kilos a US$?520 aproximadamente, para luego engordarlo y obtener US$?935 por la venta del novillo de 500 kilos –con un rendimiento de 52% en cuarta balanza–, con una ganancia bruta por la invernada de US$?420.
Al finalizar 2013 las referencias para el ganado gordo y de reposición se ubicaron en US$?3,30 y US$?2, respectivamente por el novillo y el ternero. El mismo invernador estaría comprando su ternero de 200 kilos a US$?400 y vendería su novillo de 500 kilos a US$?860, obteniendo US$?460 por su negocio de invernada.
La operación en cascada hacia abajo terminó bajando más el kilo de ternero que el de novillo. El índice flaco/gordo –cociente del precio del ternero sobre precio del novillo en pie que mide la relación de reposición– se ubica en el entorno de 1,16, su nivel más bajo desde junio de 2011.
Para la mayoría de los operadores del mercado de hacienda, el punto de equilibrio se ubica en 1,25. Por debajo de ese ratio la ecuación es favorable para el negocio de la invernada y por encima se vuelve favorable a la cría. En las nuevas referencias de precios, el índice flaco/gordo estaría indicando que el negocio está en el engorde de los ganados como un año atrás estaba en la cría.
Los casi tres millones de terneros que Uruguay está produciendo son el fruto de la estabilidad de precios que tuvo la ganadería desde comienzos de 2011 hasta agosto de 2013. Por cierto que las lluvias ayudan. Pero años lluviosos ha habido desde que la ganadería existe. Lo que nunca hubo es tanta cantidad de vientres en producción. Los ganaderos han mantenido la tasa de destete estable aumentando la carga y entorando más vaquillonas chicas.
Tres millones de terneros equivalen a US$?3.000 millones cuando esos animales sean adultos. Equivalen también a una mejora radical en la perspectiva de la industria para conseguir crédito y movilizar la economía en todo el país.
Que los precios de la reposición hayan caído hasta su nivel más bajo desde finales de 2010 tiene una lectura clara: la oferta ganadera ha quedado restablecida. Los invernadores pueden resignar algunos centavos por el precio del ganado gordo porque saben que lo repondrán a precios más accesibles. Los criadores podrán recibir un precio más bajo por los terneros porque tendrán más cantidad para ofertar. Y también dispondrán de una cantidad importante de vacas para sacar al mercado luego de años de retención.
De a poco aumentará el refugo de vacas, ya que no es necesario seguir reteniendo vientres. Con las nuevas señales de precios, el stock de vientres empezará a estabilizarse: no hay lugar para más crecimiento.
Si observamos el desempeño de las vacas y vaquillonas preñadas, fueron una de las categorías de la reposición que mayor estabilidad de precios mostró desde 2012 a mediados de 2013 con una media de US$?700 la pieza, reflejo de la fuerte apuesta a la cría. A partir de agosto del año pasado sus cotizaciones retrocedieron sin pausa cerrando el año en el eje de los US$?550 por cabeza. Mismo comportamiento exhibió la categoría de piezas de cría, que pasó de promediar cerca de US$?400 a los US$?350 que cotizan en la actualidad.
Los números de la industria frigorífica y de la invernada empiezan a acomodarse. El ciclo ganadero ha cambiado de fase. El estímulo fuerte que tenían los criadores hasta el primer semestre de 2013 se ha trasladado a la invernada.
Una válvula de escape
El ternero que un año atrás valía US$?2,40 por kilo vivo se recuesta ahora en los US$?2. En estos niveles queda muy próximo de los US$?1,90 que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca considera como piso para ser competitivos a la hora de exportar ganado en pie.
En la segunda semana de noviembre, el ministro Tabaré Aguerre se reunió con exportadores de ganado en pie y les comunicó el nuevo régimen para la operativa al exterior. De ahora en adelante la exportación de ganado en pie no necesita permisos previos por parte del MGAP para llevarse a cabo.
Los operadores del mercado de ganado vivo esperan que se normalicen las exportaciones este año y que esto sirva como válvula de escape para la producción récord de terneros.
Desde noviembre quedó listo un registro para que se inscriban los operadores cumpliendo algunos requisitos mínimos. El operador registrado no tendrá que obtener un permiso previo sino que, luego de cerrar el negocio, comprar el ganado y realizar la cuarentena, acudirá al MGAP para que este lleve a cabo la certificación sanitaria.
Se evita de esta manera que empresas sin experiencia o antecedentes consiguieran permisos que luego no podían cumplir trancando nuevas habilitaciones. Se corta de raíz con la posibilidad de venta de permisos como denunciaron actores del sector.
El principal mercado para Uruguay en los últimos años fue Turquía, que hoy está cerrado. Se especula que luego de las elecciones de febrero en ese país se pueda reactivar la demanda.
En tanto, el MGAP avanzó en la habilitación de Arabia Saudita y de Pakistán para exportar ganado en pie mientras también se maneja la posibilidad de concretar negocios con Rusia.
También aparecieron posibles compradores para ganado gordo desde Venezuela. Entre los exportadores se maneja que a mediano plazo China se interese en comprar ganado desde Uruguay con destino a encierros.
En 2011, Uruguay era uno de los principales proveedores de ganado vacuno vivo de Turquía. Ese año el mercado turco compró 173.328 vacunos –casi 80% del total exportado por Uruguay–, lo que disparó la cotización local del ternero hasta US$?3,20.
Un enlentecimiento en el otorgamiento de permisos en 2012 llevó a Turquía a habilitar otros mercados que son los que hoy compiten con Uruguay.
Las exportaciones de ganado en pie de Uruguay en 2010 totalizaron 209.600 vacunos; en 2011 aumentaron a 212.955 para luego descender a 86.723 en 2012. Al 30 de noviembre de 2013 fueron apenas 38.350 vacunos. Este enero se concretarán embarques a Egipto y Jordania.
Lograr sostener una exportación de ganado en pie fluida para este año que comienza ofrecería una válvula de escape al número récord de terneros que habrá en los campos.
Fuente: El Observador - Agro
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