Tal como viene ocurriendo desde hace un año y medio, la participación de los vientres en la faena se mantiene por encima de la de los machos, algo totalmente inusual y que solo se daba en años de liquidación de stock por graves crisis climáticas.
En lo que va de 2011 se aprecia una caída de significación en el volumen de faena, que recién a mediados de marzo tiende a corregirse. Esta débil actividad está explicada por varios factores, que actúan coincidentemente (ver página 11 de esta edición).
En cuanto a la composición, los novillos siguen representando una porción minoritaria del total, aunque no tan baja como en el año anterior (en esa época no llegaban a significar 40% del total de la faena).
Hasta el día 19 de este mes, los novillos procesados no alcanzaban a sumar 208 mil, que equivalían a 47,6% del total, mientras las vacas representaban 50%.
Dentro de los novillos, al tiempo que aumentan en números absolutos, las categorías de dentición incompleta incrementan nuevamente su participación, volviendo a los porcentajes de los años anteriores, pero que precisamente en 2010 se habían perdido, oportunidad en la que se registró una fuerte disminución en la oferta de esta descripción. Este año ya representan más de dos tercios del total, cuando en los primeros meses de 2010 apenas alcanzaban a 50%.
En cuanto a las vacas, se registra una fuerte caída en el total faenado, exclusivamente por la baja de las vacas propiamente dichas, de boca llena. Las vaquillonas y vacas de 6 dientes, en cambio, se mantienen en números absolutos, por lo que aumentan significativamente su participación en el total de la categoría. Las vaquillonas, precisamente, superan 23% del total, cuando a esta altura del año pasado no llegaban a 19%.
Es recién en la tercera semana de marzo cuando empezó a notarse verdaderamente que estamos en tiempo de zafra: la faena aumentó por encima de las 44 mil reses y los novillos pasaron a ser mayoría, algo que tendría que acentuarse en las próximas semanas.
Lo lógico sería que empiecen a salir los novillos pesados, tanto los de campo como los engordados sobre pasturas o con sistemas suplementados, cuya oferta ha estado restringida desde hace tiempo.
La exportación en pie prácticamente no compite por esta categoría, pero igualmente los valores alcanzan niveles desconocidos para nuestro medio. El cierre de esta nota encuentra al mercado en dura pugna por hallar un precio que conforme a las partes, algo que hasta ahora no ha sido posible lograr.
FONTE: EL PAÍS
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