segunda-feira, 9 de abril de 2012

ARGENTINA - En el país del bife hay cada vez menos vacas


Con el mercado externo vedado, el 90 % de la producción está orientada hoy al mercado interno de la carne.En los mostradores el consumidor paga casi cuatro veces lo que recibe el productor por su hacienda en pie.
En marzo de 2006 el Gobierno nacional comenzó a echar mano a toda clase de intervenciones para evitar que los altos precios de la carne en el exterior “contagien” al mercado local. Seis años después, comer un asado es un lujo, y en el camino quedó un verdadero tendal de vacas, productores, frigoríficos, carniceros y consumidores que sueñan -dentro y fuera del país- con el perdido “bife argentino”.
Ernesto Ambrosetti, economista senior de la Sociedad Rural Argentina (SRA), sostuvo que con las trabas a las exportaciones, cuotificaciones, intervenciones en el mercado de Liniers e intrusiones en la cadena cárnica sólo se consiguió diezmar el stock ganadero, perder mercados internacionales, achicar la oferta de carnes en el mercado interno, elevar los precios en el mostrador y desalentar el consumo.
El especialista que dirige el Instituto de Estudios Económicos de la SRA afirmó que, desde 2006, todas las medidas se aplicaron a contrapelo de la lógica. Lo más razonable -insistió- hubiera sido dejar que el sector exporte libremente, ya que ello hubiera alentado una mayor producción, puesto que los ganaderos obtendrían altos precios por los cortes internacionales, lo que habría redundado, a su vez, en rebajas de precios en los cortes más populares de la plaza interna del país.
Ambrosetti hizo notar que mientras mayor es la cantidad de novillos que se producen para la exportación, más carne se genera para consumo local, porque solo se exporta un 15% de los cortes de una pieza entera: el resto queda en el país. El experto remarcó que las exportaciones funcionan como un incentivo para la inversión y una mejor oferta doméstica.
La cruda realidad indica hoy que todos los pronósticos y advertencias del sector ante el Gobierno se cumplieron. El rodeo del país, en vez de tener hoy un 30% más de cabezas que en 2006 -como marcaba la evolución lógica del stock-, tiene un 17% menos de vacunos.
Por las trabas a las exportaciones, Argentina quedó relegada en los mercados internacionales de la carne por debajo de Brasil, Paraguay, Uruguay y hasta India.
Ambrosseti advirtió que, junto a la alarmante liquidación del stock, cayeron 60.000 productores y los valores de la carne se dispararon en el país. Recordó que en apenas cinco meses, entre finales de 2009 y comienzos de 2010, los precios de mostrador dieron un abrupto salto del 100%. Hoy el precio promedio de un kilo de carne supera los $32, o sea un 122% más que en 2009.
El economista jefe en la SRA precisó que el productor recibe hoy por su ganado en pie un valor que roza los dos dólares el kilo. Dicho de otro modo, el consumidor paga en los mostradores un precio que supera casi en cuatro veces lo que recibe el productor, y en el siguiente eslabón de la cadena cárnica está la industria frigorífica, con su propio tendal de establecimientos cerrados.
En este contexto, la demanda de carne vacuna se desplomó al nivel más bajo de la historia. Hoy, en promedio, cada argentino consume 55 kilos de carne vacuna por año. En 2002, en el peor momento económico del país y con una desocupación del 22%, se consumían 60 kilos por habitante.
La producción está orientada hoy en un 90% al mercado doméstico y en el último año el consumo cayó otro 4%. Durante 2011 se faenaron 10,8 millones de cabezas, un 9% menos que en 2010, y las exportaciones cayeron otro 20%
Para 2012 se espera un incremento de aproximadamente un millón de cabezas, pero sigue reinando la preocupación por el futuro de la ganadería.

FONTE: AGROMEAT

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